miércoles, 2 de abril de 2008

Ganas sin nombre

(Leyenda foto: "En todo momento erótico hay un personaje invisible y siempre activo: LA IMAGINACIÓN)

En este momento me encuentro aquí,
frente a mi escritorio imaginándote...

Hasta ahora no tienes rostro,
no tienes piel, ni tienes nombre,
solo siento ganas...

Ganas de tí, ganas de mí,
ganas de nosotros, juntos,
de sentirte, de sentirme...

Empiezo a imaginarme contigo,
no importa el escenario,
solo importas tú,
solo importo yo,
me besas pensando, temiendo
no ser de mi agrado,
pero respondo fogoza a tu encuentro.

Recorres cada centímetro de mi rostro,
bajas a mi cuello,
siento tu respiración agitada,
tu aliento me incita a pecar,
caigo en la tentación complacida,
y empieza este episodio sin final,
porque solo termina lo que no se recuerda,
y algo me dice que esto será inolvidable...

Se humedece mi cuerpo
al paso de tu lengua desesperada,
desesperada por llegar allí,
donde solo tu puedes llegar
y hacerme estallar de placer
al mínimo contacto de tus labios,
te excitas cada vez mas con solo mirar
la lujuria en mis ojos,
continúas bajando y recorriéndome toda
mientras tocas mis pezones erectos
ante tu calidéz,
llegas allí, donde querías llegar,
besos desesperados y lentos,
de mi, salen gemidos entrecortados,
cada vez más frecuentes,
siento tu lengua cada vez mas caliente en mis adentros
estallo, tomas de mi,
ese sabor amargo y dulce,
amargo y dulce de mis entrañas...

Humedezco tu cuerpo
en el recorrido feróz de mi lengua
hasta tu ombligo,
me detengo y te observo,
tu mirada, interrogante por mi alto,
pide más,
continúo mi recorrido y llego allí,
dónde sabes que deseo llegar,
abarco tu esencia con mi boca
la recorro con mi traviesa lengua,
una y otra vez arriba abajo,
suspiros hondos, suspiros entrecortados,
suspiros rápidos, gémidos,
llegaste, me bañas, sin quererlo tú,
con el jugo de tu fruta prohibida...

Llegamos pues,
a la cumbre de ese instante,
donde tu piel sobre mi piel se funden,
entras en mi ser,
me haces tuya una y otra vez,
con ese corto y deseperado movimiento de caderas,
loco por hacerme tuya.

Mi momento llegó,
cuál Amazonas cabalgo sobre ti,
te seduce mi movimiento de cintura,
como olas del mar se cruzan
con tu ardiente deseo,
adelante... atrás...
adelante... atrás...
adelante, atrás,
adelante atrás adelante atrás
se entremezclan mis gemidos
con los tuyos, mis suspiros
con los tuyos...

Y llegamos, llegamos juntos al fin...

Al fin del momento, pero no del placer,
porque seguramente,
descansaremos para volver a empezar...

...Aquí vuelvo yo a la realidad,
a mi sueño húmedo de placer
y ávido de personaje principal.

... a mis Ganas Sin Nombre...

5 comentarios:

almadeangel dijo...

uuuu un placer encontrar estas reflexiones,este blog...lleno de ganas y de muxas cosas mas..Gracias por permitir que lo conociera
muakuuussss

Fuser dijo...

Ganas, ganas de placer... Sed.

Que las sacies!

Besos sabor a canela, lujuriosos y juguetones.

Fuser.

venus dijo...

sin nombre pero quizas con rostro...sino el deseo no huiera sido tan delicioso

besos me encanto tu blog.. aca vendre a diario......


besos linda

Ella dijo...

Ese tipo de ganas no necesita de un nombre para que sean sentidas, para que exciten tu piel y te hagan vibrar. Mira lo que has escrito sin saber de quién se trata, quién es ese Fascinante desconocido.

Sencillamente eres una mujer que lleva el placer en sus venas, la lujuria, y con alguien que lo sepa disfrutar, vivirás esta experiencia una y otra vez.

Exquisito mi amiga.

Recibe un beso,
Ella.-

El Monje dijo...

No me quedó de otra que observarlos desde la ventana, fui testigo de un sueño presente cuyo frenesí lo hizo VIDA.

Paredes beige, sabanas blancas y humedas de calor, una luz de fondo que dibujaba sensuales movimientos en las paredes mientras definía sutilmente los contornos de los amantes que se entregaban sin conocerse, solo se entregaban, solo lo hacía, solo se tenía y se disfrutaban.

El silencio era tal que se podía escuchar el latir de los corazones junto a las respiraciones entrecortadas.

Él se quedó dormido primero que ella; la vi mirarlo mientras dormía semiarropado, lo veía como si le hubiese dejado algo más de lo que esperaba entregar, sentada en un sillón de madera con las piernas cruzada sentí que me descubrió, pero al parecer sabía que me encontraba allí, pues se le dibujó una sonrisa complice y luego se levantó a cerrar las cortinas.

Se acabó la función. Buenas noches.